Por ahora en Bolivia estamos a la espera de una nueva Ley de Comunicaciones Electrónicas y Tecnologías de Información y Comunicación que sustituya a la actual, conocida como Ley de las Telecomunicaciones No. 1632, nacida en los albores de los 90, poco después la creación del sistema de regulación sectorial por parte del modelo colonial y neoliberal de ese entonces. Una Ley que ha sido sobrepasada por el desarrollo económico, tecnológico y social de nuestro país a partir de la promulgación de la CPE y los efectos e impactos que tiene en nuestras vidas el fenómeno de la Convergencia. Entiéndase a la Convergencia como un ecosistema de connotaciones económicas, sociales y tecnológicas que hacen posible la extensión de nuestros derechos constitucionales, que me imagino debe ser lo mas próximo a la construcción social de la inclusión digital, tal como todos deseamos e idealiza la CPE. El Vivir Bien debería ser una construcción de largo plazo, dinámica y flexible.
El tema de la Banda Ancha y la proliferación de las TIC vienen cobrando actualidad e importancia debido al papel que juegan en el desarrollo económico y social de la sociedad en su conjunto. El ambiente donde sucede todo esto privilegia el conocimiento y se promueve la mejora en la vida de las personas. Las políticas regionales y mundiales de la mayoría de los gobiernos son claras y concretas, Bolivia aún espera su nueva Ley.
Esta Ley debe tener un mandato claro y concreto, el acceso universal y equitativo a las telecomunicaciones y/o comunicaciones, es un derecho constitucional y es responsabilidad del Estado, en sus diferentes niveles, responsabilizarse por la provisión de servicios convergentes que faciliten el acceso a la información y el conocimiento.
Como ejemplo, el Plan Nacional de Banda Ancha del Brasil conectará, en su primera fase, a 100 ciudades en este año, beneficiando a más de 14 millones de personas. Los precios por la conexión serán muy generosos, pero sobretodo la calidad en el acceso será mayor que la ofertada por el mercado actual. El mercado argentino de banda ancha alcanzó, el año 2010, los 3,6 millones de conexiones, lo que representan un crecimiento del 21 % en comparación con el pasado año y una penetración del servicio de 9,3 % sobre el total de la población, por detrás de Chile con un poco mas del 10 %.
La crisis económica y financiera mundial no pudo con el sector de las telecomunicaciones y menos con el mercado de la Banda Ancha que parece más bien un antídoto eficaz contra estos males mundiales. Es solo ver las estadísticas.
Latinoamérica tiene una penetración de banda ancha en los hogares del 10 %, lo cual indica que Bolivia tiene mucho camino por delante, con su poco mas de 1%, será difícil que para que “toda” la población acceda a los beneficios de la Banda Ancha, el Internet, TV Digital, Cine Digital, Teleeducación, Telemedicina, etc. Las políticas del pasado privilegiaron modelos de negocios para la voz, unos pocos datos y escasa información, las nuevas políticas deben permitir la reducción de costos de acceso e incrementar la disponibilidad de conectividad.
Las políticas para el sector se encuentran determinadas en el PND desde el año 2007, un instrumento normativo que es visionario, que determina tres políticas concretas: acceso universal en especial en las regiones periurbanas y rurales, control soberano del sector y producción y control de contenido, con una visión de largo plazo. La Banda Ancha, la Televisión Digital, el Cine Digital y otros nuevos modelos de negocios son solo herramientas que permitirán ir hacia delante, reducir la exclusión y las brechas, generar inclusión digital, disponer de educación y salud a distancia, disponer de alta definición de imágenes y sonido, de participar en la vida de la nación y, claro, Vivir Bien
Cesar Böhrt
Es ingeniero e investigador
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